Probamos al Chevrolet Sail: a la conquista de la familia

viernes, 20 de septiembre de 2013



Recorrimos casi 500 km de ruta y ciudad para conocer al recién llegado de Chevrolet. Foto: BR1  | Photography
No les voy a mentir, probar autos de todo tipo, segmento, precios y prestaciones está lejos de ser el trabajo más sacrificado de la historia de la humanidad, pero requiere poner especial atención en varios puntos. Uno de ellos, es quizás el más importante: pensar como potenciales clientes.


Cada uno de ellos busca algo diferente de un auto. Seria poco relevante pedirle un paso por curva o sensaciones al volante a un monovolumen familiar, de la misma forma que al cliente de un deportivo seguramente poco le importe la dureza de las suspensiones, o a alguien que viaja solo la capacidad del baúl.

¿A qué viene esto? A que me gustaría que armen conmigo un perfil del usuario de un sedán como el Chevrolet Sail (ver nota), Suzuki Swift DZire (ver nota) o Volkswagen Gol Power (ver nota) y que veamos los principales aspectos a tener en cuenta desde el punto de vista de sus potenciales clientes.


Cuando pienso en un sedan accesible de segmento B, automáticamente imagino una familia tipo, con uno o dos hijos y jóvenes. Quizás buscando un primer auto, o haciendo el ascenso desde un citycar.

El diseño exterior seguramente sea relevante, pero no un factor que defina la compra. Sí lo puede ser el espacio interior, tanto para ocupantes adultos como frente la necesidad de agregar sillas infantiles, para lo que necesitaríamos también anclajes ISOFIX.

El baúl también puede ser una parte fundamental a la hora de elegir un auto para la familia. Quienes viajen con niños lo sabrán mejor que yo, pero muchas veces cuando queda chico, el cambio de auto se hace inevitable.


Las prestaciones son otro aspecto a tener en cuenta, pero no desde el punto de vista de un deportivo. No necesitamos sensaciones. Un auto familiar debe poder transportar con comodidad y seguridad a sus ocupantes y equipaje, con la potencia suficiente como para permitir sobrepasos seguros. Pero todo con consumos lógicos.

Respecto a la seguridad, y teniendo en cuenta el segmento y precio, se pueden reclamar -lamentablemente- solo los elementos básicos (dos airbags, ABS, apoyacabezas). Y si pensamos en jóvenes, sería bueno también contar con algo de tecnología: radio con Bluetooth y varias opciones de conectividad.

Pasando a los números, tenemos que tener en cuenta que estamos en un segmento en el que las diferencias de precio se hacen notar, por lo que habrá que poner atención en la relación precio/producto. U$S 5.000 en un premium pueden parecer nada, pero en este caso implica un 25% del costo total. 


Es importante también una garantía que proteja la inversión, así como con un buen valor de reventa -cifra algo incierta en el caso de modelos que recién llegan al mercado como el Sail- y equipamiento básico de confort.

Para conocerlo a fondo, recorrimos casi 500 km de ruta y ciudad en cuatro días con el Chevrolet Sail, uno de los más recientes lanzamientos de la marca del moño dorado en Uruguay. Más precisamente con la versión LTZ -tope de gama- que se vende por U$S 20.990 con una garantía de tres años o 100.000 km.

Ya conocen los parámetros que seguiré a la hora de juzgarlo. ¿Será el Sail una opción conveniente para quién busque un familiar accesible? En unos días les cuento.